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Actitud propia de aquellos en quienes Dios obra.
Hoy día el Espíritu Santo edifica en nosotros de acuerdo al modelo de Cristo; por lo tanto, nada fuera de Cristo puede ser añadido. La obra del Espíritu Santo es absolutamente pura. El obrará para hacer al hombre tan puro como es el Señor (1 Juan 3:3)
De la vida de María podemos aprender a la actitud tan buena que ella tenía. Al analizar su vida descubrimos que en ella están incluidos, por lo menos los cuatros puntos siguientes: (Lucas 10:38-42)
A. Sentada a los pies del Señor, pero en “comunión”. Ella no se sienta a los pies de ningún otro. María está allí en comunión con el Señor. Este es el camino más corto y más rápido para crecer en la vida. Acerquémonos al Señor momento por momento amémosle y adorémosle, tengamos comunión con El insensatamente y permanezcamos continuamente en su presencia. No hay camino mejor que este. (1 Corintios 1:9). Si los hombres a cara descubierta, se mantienen en comunión ininterrumpida con el Cristo que vive en ellos; serán transformados en la imagen del Señor (2 Corintios 3:18)
B. Sentada a los pies del Señor, pero con una posición de “Humildad” la humildad es la actitud más importante para obtener la bendición de Dios (1Pedro 5:5). La humildad no es mirar menos a uno mismo; la humildad es no mirar absolutamente a uno mismo. La humildad puede describirse como ser desinteresado o considerarse a si mismo como nada. Si nos acercamos a Dios con la humildad profunda, sin duda recibiremos la gracia de Dios (Hechos 20:19)
C. Sentada a los pies del Señor; pero sin “preocupación”. La quietud frecuentemente es poder espiritual. Una de las grandes dificultades que tiene el hombre es que no puede estarse tranquilo ante Dios. Esto es porque esta preocupado con muchas cosas. Con frecuencia los ojos y la mente lo llevan al mundo exterior. De todas las partes del cuerpo físico, los ojos son los mas activos y del alma lo es la mente. Las personas inquietas tienen gran dificultad en recibir revelación. Una mente que divaga y los pensamientos incontrolados son como las olas en la superficie de un lago, que mueven las aguas insensatamente, borrando así el reflejo de los arboles y de las flores que hay en las orillas. El que desea tener imagen del Señor impresa en él, de tal manera que el mismo pueda transformado de acuerdo a esa imagen, debe permanecer tranquilo. (Filipenses 4:6; 1 Pedro 5:7).
D. Sentada a los pies del Señor “Escuchando la palabra de verdad”. La palabra del Señor como se explica en la Biblia son espíritu y vida (Juan 6:63). Por medio de esta palabra EL se da a si mismo al hombre. El hecho de que María esté escuchando la palabra, da al Señor oportunidad para comunicarse a si mismo a ella y para Maria a su vez se persuada y sea transformada a semejanza de El. Ella está allí encontrándose con el Señor. Que lamentable es que al escuchar la palabra que se predica, oigamos solamente una voz humana, sin hallar a Cristo en la Palabra.
Hoy día el Espíritu Santo edifica en nosotros de acuerdo al modelo de Cristo; por lo tanto, nada fuera de Cristo puede ser añadido. La obra del Espíritu Santo es absolutamente pura. El obrará para hacer al hombre tan puro como es el Señor (1 Juan 3:3)
De la vida de María podemos aprender a la actitud tan buena que ella tenía. Al analizar su vida descubrimos que en ella están incluidos, por lo menos los cuatros puntos siguientes: (Lucas 10:38-42)
A. Sentada a los pies del Señor, pero en “comunión”. Ella no se sienta a los pies de ningún otro. María está allí en comunión con el Señor. Este es el camino más corto y más rápido para crecer en la vida. Acerquémonos al Señor momento por momento amémosle y adorémosle, tengamos comunión con El insensatamente y permanezcamos continuamente en su presencia. No hay camino mejor que este. (1 Corintios 1:9). Si los hombres a cara descubierta, se mantienen en comunión ininterrumpida con el Cristo que vive en ellos; serán transformados en la imagen del Señor (2 Corintios 3:18)
B. Sentada a los pies del Señor, pero con una posición de “Humildad” la humildad es la actitud más importante para obtener la bendición de Dios (1Pedro 5:5). La humildad no es mirar menos a uno mismo; la humildad es no mirar absolutamente a uno mismo. La humildad puede describirse como ser desinteresado o considerarse a si mismo como nada. Si nos acercamos a Dios con la humildad profunda, sin duda recibiremos la gracia de Dios (Hechos 20:19)
C. Sentada a los pies del Señor; pero sin “preocupación”. La quietud frecuentemente es poder espiritual. Una de las grandes dificultades que tiene el hombre es que no puede estarse tranquilo ante Dios. Esto es porque esta preocupado con muchas cosas. Con frecuencia los ojos y la mente lo llevan al mundo exterior. De todas las partes del cuerpo físico, los ojos son los mas activos y del alma lo es la mente. Las personas inquietas tienen gran dificultad en recibir revelación. Una mente que divaga y los pensamientos incontrolados son como las olas en la superficie de un lago, que mueven las aguas insensatamente, borrando así el reflejo de los arboles y de las flores que hay en las orillas. El que desea tener imagen del Señor impresa en él, de tal manera que el mismo pueda transformado de acuerdo a esa imagen, debe permanecer tranquilo. (Filipenses 4:6; 1 Pedro 5:7).
D. Sentada a los pies del Señor “Escuchando la palabra de verdad”. La palabra del Señor como se explica en la Biblia son espíritu y vida (Juan 6:63). Por medio de esta palabra EL se da a si mismo al hombre. El hecho de que María esté escuchando la palabra, da al Señor oportunidad para comunicarse a si mismo a ella y para Maria a su vez se persuada y sea transformada a semejanza de El. Ella está allí encontrándose con el Señor. Que lamentable es que al escuchar la palabra que se predica, oigamos solamente una voz humana, sin hallar a Cristo en la Palabra.
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