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Actitud propia de los que transmiten la palabra de Dios.
Cuando un siervo del Señor da la palabra de Dios, debe prestar atención a los puntos Siguientes: (1 Timoteo 3:15).
A. Hablar en el Espíritu Santo. Por un lado estar siempre con temor y temblor por uno mismo (1 Timoteo 4:1-16) y por el otro, estar siempre estrechamente controlado y movido por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Si las cosas espirituales no son dichas por el Espíritu Santo, causaran gran incomodidad en los que escuchan. El sentimiento interno, es decir, la sensibilidad espiritual nos dirá que aunque las palabras son buenas, su origen es malo, o que aunque la letra es correcta el hombre anda mal. El resultado es que Dios no puede hacer suya la palabra hablada. “Es como usted poner en el hocico de un cerdo un anillo de oro”. Dios requiere que hablemos por Espíritu Santo (1 Pedro 1:22; 2 Pedro 1:20,21).
B. Es imposible hablar en un ambiente carnal. Cuando la gente está de chistes y riendo es imposible sentir ningún ambiente espiritual, no podremos hablar. Sería como esperar que un huevo que esta en la nevera quede empollado (1 Corintios 2:14; Efesios 4:18)
C. Presentar la realidad espiritual a los que escuchan. Lo que Dios revela es una realidad espiritual. Es algo tan real como las cosas del mundo espiritual, la razón de Jesús hablar comparando las cosas espirituales con las materiales, es para que fueran sencillas de entender a la gente. Las cosas espirituales son realidades. No son meras teorías ni filosofías vanas. Por tanto al transmitir la palabra, no es agotar un tiempo en una reunión religiosa, es más bien que a través de la palabra podamos ver a Cristo como realidad espiritual. Por eso hay que presentarlo como lo real. (Juan 6:63; 8:51). Al hablar pidamos al Señor que nos de palabras espirituales apropiadas para explicar las cosas espirituales. (1 Corintios 2:13).
Cuando un siervo del Señor da la palabra de Dios, debe prestar atención a los puntos Siguientes: (1 Timoteo 3:15).
A. Hablar en el Espíritu Santo. Por un lado estar siempre con temor y temblor por uno mismo (1 Timoteo 4:1-16) y por el otro, estar siempre estrechamente controlado y movido por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Si las cosas espirituales no son dichas por el Espíritu Santo, causaran gran incomodidad en los que escuchan. El sentimiento interno, es decir, la sensibilidad espiritual nos dirá que aunque las palabras son buenas, su origen es malo, o que aunque la letra es correcta el hombre anda mal. El resultado es que Dios no puede hacer suya la palabra hablada. “Es como usted poner en el hocico de un cerdo un anillo de oro”. Dios requiere que hablemos por Espíritu Santo (1 Pedro 1:22; 2 Pedro 1:20,21).
B. Es imposible hablar en un ambiente carnal. Cuando la gente está de chistes y riendo es imposible sentir ningún ambiente espiritual, no podremos hablar. Sería como esperar que un huevo que esta en la nevera quede empollado (1 Corintios 2:14; Efesios 4:18)
C. Presentar la realidad espiritual a los que escuchan. Lo que Dios revela es una realidad espiritual. Es algo tan real como las cosas del mundo espiritual, la razón de Jesús hablar comparando las cosas espirituales con las materiales, es para que fueran sencillas de entender a la gente. Las cosas espirituales son realidades. No son meras teorías ni filosofías vanas. Por tanto al transmitir la palabra, no es agotar un tiempo en una reunión religiosa, es más bien que a través de la palabra podamos ver a Cristo como realidad espiritual. Por eso hay que presentarlo como lo real. (Juan 6:63; 8:51). Al hablar pidamos al Señor que nos de palabras espirituales apropiadas para explicar las cosas espirituales. (1 Corintios 2:13).
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