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Elvis Domínguez
Tamboril, Santiago, Dominican Republic
El pastor Elvis Domínguez con una experiencia ministerial por más de 15 años en el área educativa secular y bíblica. Presenta una serie de Material de estudios bíblicos para el estudiante de la biblia y el lector común, con la finalidad que este pueda interpretar la biblia de forma correcta, teniendo en cuenta el método gramático historico y biblico. Esperando que su biblioteca sea nutrida con un material unico en su género.
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jueves, 21 de abril de 2011

El amor inalterable de un alma noble.

“Hazme saber, oh Tu a quien ama mi alma” (Cantares 1:7).
El amor de un creyente depende totalmente de su condición de nobleza. Ser noble es considerar que somos dependientes de Dios.


En un sentido, la palabra “noble” quiere decir “sincero o veraz”. Describe al que demuestra una actitud justa hacia la verdad y por consiguiente, desprecia el engaño. Además, tal persona es “valiente” porque defiende lo justo sin tener miedo.



En la antigüedad la nobleza era considerada como uno de los fundamentos de la sociedad. La nobleza era dependiente del rey, no tenia que hacer ningún trabajo, solo debían mantenerse en una condición de fidelidad ante su señor. El Padre nos ha llamado para que seamos justificados en Cristo (Efesios 1:4; Santiago 2:5; 1Pedro 2:10 compare Romanos 5:1; 1Corintios 6:11; Gálatas 3:24). Hoy al igual que los nobles de la clase social, los creyentes somos totalmente dependientes del Padre, no necesitamos hacer nada por nuestros sentimientos o pensamientos natural con la finalidad de ayudar a Dios. Mas que hacer algo la Biblia, nos ensena a depender de Dios (Romanos 5:10), atraves de Cristo.



Los judaizantes pensaban que haciendo obras exteriores podían ser justificados delante de Dios. La Biblia ensena que después de Cristo nada de lo que era sombra tiene efecto en la vida del creyente.


Muchos no entienden que Dios desaprueba el obrar fuera de la nobleza del alma, dirigida por un espitu libre y ejercitado. Pablo le escribe a los corintios y dice: “Pues miren, hermanos, que en nuestra vocación, no sean muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles” (1Corintios 1:26). En estos versos Pablo exhorta a cuidarse de obrar como un creyente que obra siendo:



A. “Sabios según la carne” (Santiago 3:13-17).
B. “Poderosos según la carne” (Romanos 1:28-32).
C. “Nobles según la carne” (2Timoteo 3:5).


Ninguno de estos aspectos es propio de una nobleza sustentada por un espíritu regenerado. Hoy todo lo que podemos llevar a cabo a favor de nosotros mismo, a favor de la vida de iglesia y a favor del Evangelio, tiene que ser en base del amor inalterable de Dios en nuestra vida. El amor de Dios en vez de menguar tiene que crecer, el amor comienza a ser alterado, cuando iniciamos a operar fuera del sentir correcto del espíritu y a obrar conforme a los sentimientos de nuestra propia mente (Mateo 10:37).



¿Le gustaría ser una persona que se recuesta al pecho del Señor o preferiría ser una persona que tiene muchas formas de opinar?


Si es una persona como el hermano Juan procuraría recotarse al pecho de Jesús, pero si le gusta ser elogiado y ser muy versado procurara ser un Pedro o un Diostrofes (Juan 13:23; 21:15-22; 3 Juan 9).



A todo creyente Dios le ha dado el privilegio de poder ser regenerado o nacer de nuevo, esto nos conlleva a poder entender, que un creyente dirigido por el espíritu de su mente (Efesios 4:22-23), entonces puede entender a quien ama. Tal y como dice el autor de Cantar de los Cantares, es Dios hoy, a través de Su Espíritu en nuestro espíritu que nos hace entender si realmente les estamos demostrando un amor que procede de una personalidad agradecida y regenerada por Dios. Si no hemos sido regenerado en nuestro espíritu y no entendemos que toda adoración depende de nuestro espíritu, entonces estaremos muy lejos de poder entender que” a Dios no le interesa donde adoramos sino como adoramos” (Lucas 1:46-47)


Para terminar el deseo de un creyente que ha comprobado el amor inalterable de Dios hacia su hermano Gayo, es que este prospere “en su alma” (3Juan 1-2). Prosperar en el alma es equivalente a ser un creyente de alma noble saturado por el verdadero amor de Dios.

Si usted ama otra cosa más que a Dios entonces no podrá amar a otros, para poder amar a otros tiene necesariamente que operar en el primer nivel del amor.



“Amar a Dios sobre toda las cosas” (Mateo 19:16-30).

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